lunes, 19 de diciembre de 2016

Love & peace

¿A que no habéis visto nunca una comedia japonesa de imagen real? Pues aquí tenéis una y es cuando menos curiosa.

Love & peace de Sion Sono va sobre un pobre técnico bastante pringado de una empresa que hace piezas de guitarra y que es el hazmerreir de la oficina por su carácter y por mil cosas más. Acobardado por la vida y por la gente decide comprarse una pequeña tortuguita como mascota a la que cuida como una hija y con la que comparte sus sueño de triunfar algún día en la música, Pikadon la llama.

Un mal día decide llevársela a la oficina y los cabrones de los compañeros y su propio jefe se burlan de él cruelmente y le ponen el mote de "Tortugo". Confuso y avergonzado decide tirar a Pikadon por el váter, pero casi al momento se arrepiente amárgamente. Tanto es así que pasa los días deambulando por las calles, lloroso y enloquecido por lo que ha hecho. Obsesionado con Pikadon se tira sobre un joven guitarrista callejero que toca una guitarra con forma de tortuga. Al músico le parece buena idea llevarse a ese loco al concierto que va a dar su grupo en la calle. En el momento álgido de burla del infeliz le cuelgan una guitarra y le obligan a que cante algo. Les interpreta sentidamente la canción que ha compuesto para su tortuguita e inesperadamente se convierte en un gran éxito. Mientras tanto Pikadon ha sido recogida en las alcantarillas por un anciano mágico que se dedica a dar vida, literalmente, a juguetes y mascotas despreciados por sus dueños.

No, No me he fumado nada y además os aviso de que luego pasan cosas aun más raras. Que los japoneses viven en su propio mundo es algo que a nadie se nos escapa, sin embargo esta pelí aun siendo bastante rara resulta super entretenida. No se, es todo tan alocado y sorprendente que es casi imposible dejar de prestar atención.

Por supuesto mucho merito es del director, no sólo de la historia en sí, ya que nos lleva de la mano sin darnos cuenta por donde quiere gracias a un muy buen pulso narrativo y visual. Otro cosa son las interpretaciones. No es que estén mal, ni mucho menos, pero son absolutamente caricaturescas dotando al conjunto de un halo como de dibujos animados. Ellos son así, hacen animes que podrían ser películas de imagen real y comedias locas con personas que bien podrían ser animes.

El resultado final de esta receta japonesa de Thermomix es una extraña aunque tierna y entretenida comedia que pese a lo dicho, no estaría seguro de calificarla como para todos los públicos.

Calificación final: Sorprendente.

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